viernes, 19 de junio de 2009

Globalización y terror: horror e hipocresía de Perú a Nicaragua



América Latina, otra vez conejillo de Indias del Imperio

por Toni Solo - Rebelión

América Latina y el Caribe son un lugar apropiado dónde encontrar los horrores acostumbrados que resultan de la anarquía asesina y destructiva del capitalismo corporativo de consumo.

La masacre de manifestantes indígenas en Perú que defendieron su ambiente natural resultó directamente del compromiso del gobierno de Alan García en la aplicación forzada de los términos del Tratado de Libre Comercio entre Perú y Estados Unidos, un tratado que fue negociado en contra de los intereses de la mayoría empobrecida de Perú.

Hasta el momento, ni Estados Unidos ni la Unión Europea han hecho ninguna conexión entre la negación por el gobierno de Perú de los derechos más fundamentales de las personas, de su pueblo y los programas de cooperación para el desarrollo que ellos tienen con el régimen asesino de Alan García.


En contraste, los gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Europea hostigan a Nicaragua, el país centroamericano más exitoso, en términos relativos, en muchos indicadores económicos y sociales importantes, especialmente la reducción de la pobreza. El 12 de junio, la entidad semi-estatal estadounidense, la Cuenta Reto del Milenio, declaró que iba a cortar US$62 millones en financiamiento de proyectos en Nicaragua en base al argumento espurio que el gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional no hubiese cumplido con promover la democracia en el país.

Se refiere a los falsos reclamos de fraude electoral de parte de la oposición fracasada en Nicaragua, apoyado descaradamente por los representantes locales de los gobiernos de Estados Unidos y de Europa. Hay que recordar que cuando una verdadera victima de fraude electoral, Andrés Manuel López Obrador en México, hizo sus reclamos en 2006, los gobiernos de Estados Unidos y de Europa miraron por otro lado.


Ahora es probable que los representantes de la Unión Europea, y algunos de sus gobiernos miembros, vayan a seguir el ejemplo de Estados Unidos y cortan decenas de millones de dólares de la cooperación para el desarrollo para el gobierno de Nicaragua.

El actor principal en este proceso es el embajador estadounidense Robert Callahan. Antes, en su larga carrera, Callahan apoyaba la organización de escuadrones de muerte en Honduras durante la guerra sucia de Álvarez Martínez y, más recientemente, en Irak para contrarrestar el impacto sobre las fuerzas de ocupación yanqui de la resistencia sunni. Ahora, más viejo, Callahan se contenta con hundir a una población ya vulnerable aún más en la pobreza – una manera menos dramática de matar que sus métodos anteriores, pero igualmente eficaz.


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http://www.rebelion.org/noticia.php?id=87236



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