martes, 1 de septiembre de 2009

Endosulfán: el asesino silencioso

por María Isabel Cárcamo / RAP-AL Uruguay

Recientemente la empresa multinacional químico-farmacéutica Bayer CropScience ha dado a conocer su compromiso de terminar con la distribución mundial del insecticida endosulfán en el año 2010. Esta decisión fue comunicada a través de una carta dirigida a la coalición formada por organizaciones de distintos lugares del mundo Red Internacional en Plaguicidas (Pesticide Action Network – PAN), Fairtrade Alliance Kerala y Zameen Organic, que lleva adelante la campaña de su eliminación. En su comunicación, la empresa agrega por medio de su directora de relaciones Judith Nestmann, que el endosulfán sería reemplazado por alternativas “con un perfil de riesgo significativamente menor”.

¿Qué es el endosulfán?

El endosulfán, desarrollado a principios de la década de los 50, es un insecticida y acaricida perteneciente al grupo de los organoclorados. Es producido por Bayer CropScience, Makchteshim Agan y por Hindustan Insecticides Limited y vendido bajo distintos nombres comerciales. La patente de este producto perdió vigencia hace largos años, pero aún se lo sigue produciendo y usando en distintos lugares del mundo.

El endosulfán ha sido catalogado como un Contaminante Orgánico Persistente (COP), por su persistencia, bioacumulación y biomagnificación. Se trata de un producto que no se degrada y que se acumula en los tejidos grasos de los organismos vivos, aumentando su concentración en cientos o hasta millones de veces a medida que va subiendo en las cadenas alimenticias. Sin embargo, aún no ha sido incorporado a la lista de sustancias a eliminar de acuerdo al Convenio de Estocolmo.

Desde su aparición, el endosulfán ha sido responsable de numerosos casos de envenenamiento en muchos países y desde los años noventa, varios países han reconocido los peligros de su uso extensivo y han dejado de producirlo y/o lo han prohibido o restringido.

El endosulfán es altamente tóxico si se inhala, se traga o se absorbe a través de la piel. Ingerir o respirar niveles elevados de endosulfán puede producir convulsiones y la muerte. El endosulfán afecta directamente el sistema nervioso central y también se han reportado casos de ataques epilépticos recurrentes. Se absorbe a través de la piel y también pude producir irritación ocular.

Los síntomas de envenenamiento incluyen hiperactividad, excitación, disnea (dificultad para respirar), apnea (detención de la respiración), salivación, pérdida del conocimiento, diarrea, anemia, náusea, vómito, insomnio, visión borrosa, cianosis (decoloración azulada de la piel, por la falta de oxígeno), formación de espuma en la boca, temblor, sequedad de la boca, falta de apetito, irritabilidad, dolor de cabeza, disminución de la respiración, hematuria, albuminuria, confusión, mareos, falta de equilibrio y de coordinación. Las personas que sufren afecciones asmáticas o convulsivas, forman un grupo de alto riesgo.


Existe evidencia experimental de efectos adversos del endosulfán en el sistema reproductivo masculino, retrasando la madurez sexual e interfiriendo con la síntesis de la hormona sexual. Está comprobado que el endosulfán es un alterador endocrino y que tiene el potencial para provocar hipotiroidismo. Sus efectos a largo plazo sobre la salud no han sido apropiadamente estudiados a nivel mundial, aunque existe una adecuada disponibilidad de información sobre su toxicología aguda.

Endosulfán en Uruguay

En Uruguay existen 18 productos que contienen el principio activo del endosulfán bajo la formulación de concentrado emulsionable. Sus nombres comunes son: Thionex, Endosulfan 35 Saudu, Endosulfan super 35 Saudu, Phaser 35, Endosulfan 3EC, Endosul, Enrofan 35, Agrisufan, First, Endosulfan Agrin, Vulcan, Endos 35, Thiokill, Zebra Ciago, Axis, Sharsulfan 35, Enrofan 35CE y Agrisulfan 35CE.

De acuerdo al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, entre enero de 2008 y junio 2009 las cifras de importación fueron:

Formulaciones a base de endosulfan: 592,2 toneladas
Sustancia activa de endosulfan: 314,8 toneladas

Estas cifras son alarmantes si se toma en cuenta que todas estas toneladas han sido esparcidas sobre nuestro suelo, aire y gente causando efectos adversos en el ambiente y la población a través de su persistencia, bioacumulación y biomagnificación.

Si bien en nuestro país existen regulaciones en relación al endosulfán por considerarlo muy tóxico -sobre aplicaciones en las cercanías de fuentes de agua, restricciones de uso y formulación- su uso sigue estando permitido en el cultivo más extendido en nuestro país, que es la soja transgénica.

Más de medio siglo de contaminación y destrucción

Durante más de cinco décadas, este insecticida producido por la Bayer ha causado la muerte silenciosa de miles de personas, nacimientos de niños con malformaciones, destrucción y contaminación del medio ambiente en una amplia gama de países.

Mundialmente existen leyes para juzgar a quienes cometen crímenes. Sin embargo, ello parece no ser aplicable a Bayer Crop Science, la empresa fabricante de este veneno, que se limita a informar impunemente que el endosulfán será reemplazado por alternativas “con un perfil de riesgo significativamente menor”.

La planificada retirada de este agrotóxico por la empresa Bayer Crop Science, es un reconocimiento público sobre su toxicidad. Cabe preguntarse cuantos otros agrotóxicos que vende esta empresa son tan contaminantes como éste e igualmente se siguen usando. ¿Y quién asegura que la alternativa que planteará la industria al endosulfán no resulte ser igual o más tóxica que el producto que sustituye?

Si la propia empresa ha reconocido la toxicidad del endosulfan, sería tiempo que los países, incluyendo el nuestro, lo eliminen y busquen alternativas agroecológicas para la producción de alimentos y no la alternativa de sustituir un producto tóxico por otro supuestamente menos tóxico.



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