sábado, 21 de agosto de 2010

Honduras: La represión contra los maestros fue brutal y selectiva



Maestros heridos y hospitalizados denuncian la bestialidad policial

por Giorgio Trucchi

El pasado 20 de agosto 2010, el gremio magisterial fue nuevamente reprimido. La toma de carreteras impulsada por las organizaciones de maestros, que desde hace más de dos semanas están en un paro de labores indefinido, fue brutalmente reprimida por la policía, y hay varios heridos y detenidos. Una represión selectiva aparentemente dirigida por infiltrados, que señalaban a los represores las personas que había que golpear y detener.

“Tengo heridas en la cabeza y una mano fracturada como resultado de los garrotazos de los policías. Además, tengo fuertes golpes en el abdomen y en las piernas, producto de puntapiés y culatazos”, dijo Luis Sosa, delegado del Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras, COPEMH.

“El puntapié que me dio el policía provocó la acumulación de liquido en el abdomen y es posible que tengan que operarme. Fuimos objeto de una grave represión y se ensañaron contra nosotros”, denunció Sosa.

El dirigente magisterial informó también que, una vez trasladado a la posta policial, los mismos uniformados que lo habían agredido siguieron con sus amenazas.

“Nos insultaban y hasta nos dijeron que íbamos a amanecer ahorcados. Estaban tan alterados que seguramente andaban drogados, porque un ser humano no puede actuar de esa manera”.

Sosa señaló que el operativo para desalojar a los maestros se convirtió en una represión generalizada, sin embargo considera que hubo también una acción selectiva para golpear y detener a algunas personas, que ya tenían identificada.

“Varias personas vieron, entre los uniformados, al policía infiltrado que detuvimos la semana pasada en la universidad. Aparentemente estaba señalando a las personas que lo habían detenido y a los dirigentes del magisterio.

Ya nos habían desalojado haciendo uso de bombas lacrimógenas y la situación se había normalizado, sin embargo se lanzaron contra nosotros. Fue algo selectivo que ya tenían planeado.

Son un atajo de delincuentes –continuó el delegado del COPEMH–. Mientras nos llevaban detenidos nos robaron nuestras pertenencias. Nos mantuvieron casi 8 horas presos antes de trasladarnos al hospital, y ahora nos mantienen con resguardo policial sin decirnos de qué están acusándonos”, concluyó Sosa, mientras los trasladaban en silla de rueda hacia su cuarto en el hospital.

Nos golpearon y amenazaron de muerte

“Vimos que estaban golpeando a Luis (Sosa) y nos acercamos para reclamarles a los policías. Esto fue suficiente para que se volvieran más violentos. Nos dijeron que nos iban a matar a golpe si no nos alejábamos”, dijo Edgar Soriano, otro de los maestros heridos.

Mientras Soriano se alejaba del lugar fue agredido por la espalda y fuertemente golpeado.

“Me agarraron del cuello, me dieron patadas, garrotazos en la cabeza y en todo el cuerpo. Finalmente me dieron varios culatazos y hasta me golpearon con el casco de protección, que usan los cuerpos especiales de la policía.

Ya en la posta policial –explicó Soriano–, los uniformados comenzaron a insultarme. Me decían ‘comunista hijo de…’ y que me iban a matar. Luego, él que estuvo al mando del operativo nos dijo que fuéramos a limpiarnos las heridas con agua.

Querían aparentar que nos estaban cuidando. Exigimos que se nos permitiera brindar nuestras declaraciones al fiscal de turno y fue solo a las 2.30 de la mañana que nos llevaron al hospital.

Ahora tenemos a ‘cuatro gorilas’ cuidándonos como si fuéramos delincuentes. Nosotros somos maestros, pero cuando se nos violentan nuestros derechos tenemos que luchar. La policía nos conoce y nos persigue. Fue una violencia directa y selectiva”.

Soriano agradeció a todos los medios que le han dado seguimiento a estos hechos. “Agradecemos a estos medios que dicen la verdad y que no le mienten al pueblo”, concluyó.

También Andrés Martínez y Carlos Anarai, los otros dos maestros heridos y detenidos, confirmaron la brutalidad policial y la represión selectiva.

“El policía infiltrado, que hace unos días detuvimos en la universidad, llegó a la posta policial a amenazarme. Me decía que era de la Resistencia y que me iba a matar”, denunció Carlos Anarai.

Para los próximos días están previstas nuevas movilizaciones de protesta, contra la falta de voluntad del gobierno de Porfirio Lobo de atender las demandas de los maestros y maestras.

Mientras se redactaba esta nota llegó la noticia de que a los cuatros maestros heridos se les había otorgado medidas cautelares.


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