miércoles, 28 de marzo de 2012

Nicaragua: Agua, seguridad alimentaria y cambio climático

Foto G. Trucchi
Urgen acciones conjuntas y articuladas que involucren a toda la sociedad

Por Giorgio Trucchi - LINyM


Nicaragua es uno de los países más beneficiados por la lluvia en el mundo. Según los registros de la FAO (Food and Agriculture Organization), recibe  311 kilómetros cúbicos por año, es decir una cantidad de 38 mil metros cúbicos (1 metro cúbico es igual a 1000 litros) por persona por año, que equivale a 531 barriles de agua por persona por cada día del año.

Desafortunadamente, varios expertos en materia ambiental coinciden en que esta riqueza no sólo no ha sido aprovechada por el país, sino que el deterioro progresivo de los recursos hídricos ha impedido que se convirtiera en mayor bienestar para la inmensa mayoría de la población.

“Hemos sido negligentes e ineptos en el aprovechamiento de esta riqueza. Su desperdicio, la degradación progresiva de los acuíferos y la falta de aprovechamiento nos ha impedido transformar la riqueza hídrica en riqueza económica, social y en bienestar”, dijo Salvador Montenegro, director fundador del CIRA/UNAN (Centro para la Investigación en Recursos Acuáticos de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua).

Durante su intervención, Montenegro resaltó el importante vínculo que hay entre la implementación de políticas públicas de protección y correcta administración de los recursos hídricos, y la necesidad de una estrategia para la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos en el país y la región centroamericana.

“Son elementos de un mismo problema. Los efectos e impactos del cambio climático sobre la sociedad son también el resultado de una mala administración y la destrucción de las cuencas hídricas, lo cual ocasiona la ausencia o limitación de acceso al agua de calidad.

Cada instancia pública y privada tiene una gran responsabilidad. La protección de las cuencas y la adaptación a los efectos del cambio climático son tareas pendientes que deben ser abordadas como un proceso diario, del que depende nuestro desarrollo económico, social y el bienestar de la población”, aseguró Montenegro.

Cambio climático y agua

Esta misma preocupación fue compartida por expertos del Centro Humboldt en ocasión del Día Mundial del Agua (22 de marzo).

Según el  estudio “Mapeo de riesgos, procesos, políticas públicas y actores asociados a cambio climático en Nicaragua”, los futuros escenarios climáticos y las principales afectaciones que se presentarán en Nicaragua son más que alarmantes.

Para Maura Madriz Paladino, oficial de Incidencia del Centro Humboldt, la variación de temperatura simulada al año 2050 evidencia un incremento a nivel nacional de 1.6 ºC (grados centígrados), es decir el 6.6%. Asimismo, se señala una reducción de las precipitaciones del 16.8%, equivalente a 800 mm).

Esto significa que si actualmente las zonas más vulnerables ante los cambios climáticos (niveles de riesgo medio y alto) involucran a 94 municipios (88% del territorio) y al 45% de la población (2.3 millones de personas), en 2050 la afectación se extendería a 139 municipios (97% de la superficia territorial) y al 87% de la población (6.5 millones de personas).

Con respecto al acceso al agua, actualmente el nivel de disponibilidad de agua resulta ser bajo y medio en 96 municipios (85% de la superficie y 46% de la población). En 2050 se elevaría a 118 el número de municipios afectados (91% del territorio y 85% de la población).

Ante esta situación, la organización ambientalista nicaragüense subrayó que Nicaragua necesita urgentemente cambiar de rumbo, impulsando acciones conjuntas y articuladas que involucren a toda la sociedad, canalizando más recursos y proyectos para implementar medidas concretas de adaptación al cambio climático.

Asimismo, el Estado debe promover espacios de participación y promoción de la acción colectiva como país, también transparentando la información de lo que Nicaragua está negociando en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC).

“Muchas personas creen que poseer la mayor cantidad de agua a nivel centroamericano significa tener garantizado el acceso al agua para la población, y no es así. Necesitamos hacer un esfuerzo entre todos los actores y desarrollar acciones concretas”, afirmó Madriz.

Avances

De acuerdo con datos oficiales, durante el periodo del gobierno sandinista (2007-2011) la cobertura de agua potable en la zona urbana se ha incrementado de 72 (2006) a 88.7 por ciento (2011), mientras que en el área rural la cobertura ha sido del 64 por ciento. Durante ese periodo se han atendido un total de casi 763 mil personas con nuevos servicios de agua potable. Además, un total de casi 1.3 millones de personas han sido atendidas con la reparación, modernización y mantenimiento de redes de agua potable.

También se beneficiaron a casi 650 mil personas con nuevos servicios de alcantarillado sanitario, inodoros ecológicos y letrinas, mientras que otras 470 mil se beneficiaron de la reparación, modernización y mantenimiento de redes de saneamiento. La inversión total del sector agua potable y saneamiento (2007-2010) fue de 4 mil 300 millones de córdobas (196 millones de dólares).

Seguridad alimentaria y monocultivos

La FAO resaltó este año la estrecha relación entre el agua y la alimentación, como forma para garantizar la seguridad alimentaria de la población mundial. Según Montenegro, uno de los elementos que más están afectando esta relación en Nicaragua es la implementación y expansión de los monocultivos.

“Es uno de los problemas más serios, porque los monocultivos en Nicaragua solamente han traido degradación ambiental. Aún hoy vemos como las grandes extensiones de caña de azúcar, bananos y palma africana no solamente están modificando los ecosistemas originales, sino que están causando impactos severos sobre los suelos, cuya destrucción es definitiva, y sobre los mantos acuíferos”, afirmó el experto.

El director fundador del CIRA recordó también que los monocultivos han causado en toda la región graves problemas de contaminación por el uso indiscriminado de agrotóxicos sumamente persistentes, la pérdida de territorio y la reducción de cultivos directamente vinculados a la alimentación.


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