viernes, 2 de agosto de 2013

Paraguay: Un pueblo acorralado entre la soja y la corrupción

Por Gerardo Iglesias | Rel-UITA

El Padre Francisco de Paula Oliva, Paí Oliva, como todos lo conocen en el Paraguay, cumplirá 85 años el próximo 14 de octubre. 


Nacido en Sevilla, España, eligió el Paraguay como su lugar en el mundo. Un lugar donde hay mucho por hacer, por eso él escribe un artículo diario en Última Hora, tiene un programa matinal en Radio Fe y Alegría y mantiene una agenda cargada de reuniones y entrevistas. "¿Qué lo mantiene joven?", le pregunté. "Todo lo que aprendí, mi fe y la indignación ante toda injusticia", respondió.


-¿Cómo se siente?
-Mira, con mucho enojo, con mucha bronca, con el sentimiento de que fuimos robados, que fuimos tontos, que no supimos reaccionar ante el golpe de Estado.

También muy preocupado, porque estos señores que ahora gobiernan se irán el 15 de agosto, y dejarán al país sin dinero. El anterior ministro de Hacienda dejó 800 millones de dólares en caja, pero el actual Presidente de la República solicitó un préstamo de 1.000 millones más y ahora nadie sabe dónde están esos 1.800 millones de dólares. Así que toda esta situación es frustrante y provoca... asco, eso, mucho asco.
 
-¿Y el próximo gobierno...?
-Una gran incógnita. Hay tres escenarios posibles. Uno, es que Horacio Cartes, próximo presidente,comience junto al Partido Colorado y que a mitad del camino lo dejen solo, sin mayoría parlamentaria, lo cual es muy probable. Y lo ridículo es que en esa coyuntura tendríamos que salir a defender a Cartes...(sonrisas).

El segundo escenario es que Cartes domine la rebelión de los colorados a fuerza de dinero. El tema es cómo dominará a la oposición, y creo que para ello se utilizará todo el aparato represor. Ese es un escenario más complicado y peligroso que el anterior. Eso fue lo que hizo Alfredo Stroessner[1]: a quien no se plegó a su voluntad lo envió al exilio, a la cárcel o al cementerio.

-¿Y el tercer escenario...?
-Es presuponer que Cartes lo hace todo bien y los colorados se acoplan sin problema... un escenario idílico.

-Y a todo ese panorama hay que agregarle la pérdida de soberanía que sufre esta nación..
-En primer lugar hay que recordar que este país es controlado por 200 familias, no más. Pero, como bien dices, está creciendo la presencia de colonos brasileños...

-Tranquilo Favero, llamado "el rey de la soja", tiene más de un millón de hectáreas él solito...
-Sí, y hay zonas enteras del país que ya están en manos de brasileños, y otras en manos de uruguayos que están llegando aquí con emprendimientos ganaderos. Si, como dicen, la soja avanza más de 150 mil hectáreas por año y se continúa expulsando la gente del campo, vamos a quedar malviviendo aquí, todos acorralados en Asunción.

Se estima que hay 600 mil familias campesinas. De ellas, menos de la mitad tiene tierra propia, y con la expansión de la soja muchos de nuestros campesinos están llegando a un infraconsumo crónico de alimentos. Su dieta es pobre y monótona.
 
-Y en este contexto, la masacre de Curuguaty el pasado año...
-Sí, pero nosotros también tenemos culpa. Yo hablo sobre ello en mi programa de radio, he escrito mucho en mi crónica diaria en Última Hora y en Internet, y hay gente que me dice: "...pero padre, todavía continúa con ese tema... ya estamos hartos..." Ni la juventud se preocupa por esta gente y por las razones que llevaron a esos campesinos a invadir esa tierra. Los colegios, los centros de enseñanza, están todos vendidos al mercado, toditos.

La única radio, pero la única, que habló sobre el golpe de Estado y lo sucedido en Curuguaty, es Fe y Alegría. Lo cual explica por qué hay tan poco espíritu revolucionario. Por prescripción médica ya no puedo andar en colectivo, entonces viajo mucho en taxi, y tengo la manía de hablar con todo el mundo, me conocen muchos taxistas. Y muchos de ellos piensan como yo, pero no se atreven a decir nada. Así estamos.

 

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