sábado, 13 de noviembre de 2010

Hacia una nueva crisis alimentaria (I parte)

 por Vicent Boix

El pasado septiembre, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), anunciaba en un comunicado de prensa que 925 millones de personas en el mundo sufrían hambre. Aunque se ha logrado descender de los 1023 millones contabilizados en 2009, la actual cifra sigue siendo ''inaceptablemente alta'', según la propia organización. Entre los factores que influyeron para este significante descenso, la FAO destaca el crecimiento económico en algunos países y la reducción en los precios de los alimentos.1

Aún así y a pesar de las buenas noticias, nada está siendo como antes de la crisis alimentaria de 2008. La propia FAO advertía en diciembre de 2009 que los alimentos mantenían precios elevados. Según una escala que confecciona esta institución, en noviembre de 2009 el índice de precios de los alimentos mantuvo una media de 168 puntos. Este nivel fue un 20% inferior al máximo histórico de junio de 2008, cuando la crisis mundial en los precios estaba en pleno apogeo. 

Sin embargo, antes de 2007, este valor nunca superó los 120 puntos y durante la mayor parte del tiempo se mantenía por debajo de los 100. Estas cifras indican claramente que, en los últimos años, los alimentos han experimentado incrementos espectaculares en sus precios que amenazan la seguridad alimentaria de millones de personas. 



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