jueves, 28 de marzo de 2013

COPINH: El camino, los sueños y el proyecto rebelde siguen naciendo

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Por Copinh

Es un momento para pensar el camino, y para encarar los nuevos desafíos. Para recuperar los esfuerzos de los compañeros y compañeras que han venido andando y escribiendo historia.

Un camino que se inspira en los 500 años de resistencia del pueblo lenca, y de todos los pueblos indígenas y negros de Nuestra América.

Un camino que se hace de muchas maneras de enfrentar al coloniaje, que dejó en nuestra tierra las huellas de la esclavitud, de la servidumbre, del racismo, pero también de la resistencia, de las muchas formas de no entregarse, de no rendirse.

COPINH nació en el 93 con el propósito de luchar por mejorar las condiciones de vida de nuestras comunidades.  Para defender nuestro territorio, nuestra espiritualidad, nuestras maneras de ver, de vivir y de sentir el mundo. Para ser parte de la resistencia de todos los pueblos indígenas, negros, campesino, de los trabajadores y trabajadoras.

Para andar con el movimiento estudiantil, magisterial, ecologista, religioso popular,  con el movimiento de mujeres y feministas, con las diversidades sexuales, contra la corrupción y la justicia, con los grupos artísticos y culturales,  pobladores urbanos, juventud, gremios, con los medios alternativos y muchos mas  que buscan cambiar al mundo y enfrentar cada cual desde sus experiencias las huellas que inscriben el colonialismo, el patriarcado y el capitalismo en nuestros cuerpos.

Celebrar los 20 años no es un acto de nostalgia sino de compromiso. Es la necesidad de mirar al camino para decidir los próximos pasos.

Es creer en lo que somos y hacemos, en los sueños de tantos compañeros y compañeras que anduvieron con nosotros y nosotras revolviendo conciencias, recuperando territorios, luchando contra las represas, cuidando los bosques, conservando los valores de nuestra espiritualidad rebelde, ocupando edificios públicos, en largas marchas, en encuentros, en espacios de formación y comunicación, en acciones internacionalistas, en la resistencia al golpismo, en los tribunales de mujeres contra la violencia patriarcal, en los encuentros contra la militarización, en el impulso a la refundación de Honduras.

Queremos especialmente recordar a los compañeros y compañeras caídas. A quienes hoy no están físicamente entre nosotros y nosotras, pero con quienes asumimos un compromiso indeclinable. ¡Ellas y ellos saben que están en nuestra memoria, que vamos juntos a abrir nuevas creaciones y construcciones  revolucionarias, que son parte de nuestra rebelde alegría!

En un tiempo en el que las organizaciones populares, y con especial crudeza las organizaciones indígenas, sufrimos el impacto múltiple de las políticas depredatorias transnacionales, que para asegurar sus lógicas asesinas reprimen, desplazan población, cooptan líderes y comunidades, estos 20 años del COPINH significan un enorme esfuerzo de lucha y de creación colectiva que queremos valorar, compartir, defender, y pensar la mejor manera de continuar.

Hemos aprendido a escuchar y a hacer valer las voces de las comunidades.
Hemos aprendido a escuchar y a hacer valer las voces de las mujeres.
Hemos aprendido a escuchar y a hacer valer las voces de los ancianos y ancianas.
Hemos aprendido a escuchar y a hacer valer las voces de los y las jóvenes.
Hemos aprendido a escuchar y a hacer valer las voces de los niños y niñas.
Hemos aprendido nuevas maneras de educarnos y de comunicarnos.

Hemos aprendido a rehacer una y mil veces la unidad con quienes piensan y sienten diferente, pero suman fuerzas y creatividad en las experiencias del pueblo.
Hemos aprendido a enfrentarnos con los empresarios transnacionales y sus delegados, con distintas formas de militarismo y violencia, con los malos gobiernos.

Hemos sabido criticar a líderes como Mel Zelaya, cuando no escuchan el clamor del pueblo, y hemos sabido defenderlos cuando se enfrentan al imperialismo, o se integran en esfuerzos como el ALBA.

Hemos apoyado sin vacilaciones a la Revolución Cubana y a la Revolución Bolivariana. Con nuestros cuerpos decidimos defender la Embajada de Venezuela en los días duros del golpe de estado. Estamos orgullosos y orgullosas de esos copines y copinas que expusieron sus vidas para cuidar los símbolos de las revoluciones del continente.
El golpe de estado del 2009 nos puso a prueba.

Tuvimos que salir a las calles una vez más y ahí quedarnos, como parte del pueblo en resistencia que cambió la historia de rebeldía de Honduras, haciendo uno de los ejercicios más impresionantes de poder popular.

Días y días estuvimos en las calles, recibimos gases, palos. Fuimos presos y presas. Fuimos perseguidos y perseguidas. Hubo quienes tuvieron que dejar el país.  Vimos cómo se instalan nuevas bases militares. Cómo se pierden conquistas ganadas en grandes luchas. Vimos cómo morían compañeras y compañeros queridos. Vimos cómo muchos otros y otras tomaban sus banderas y las multiplicaban.

Aprendimos una vez más la fuerza de nuestro pueblo.
Aprendimos a creer en nuestra organización y en nuestra imaginación.
Aprendimos que no se trata sólo de resistir, sino que tenemos por delante la tarea de refundar Honduras sobre nuevas bases, que permitan terminar con todas las huellas del coloniaje.

Hicimos ejercicios colectivos para imaginar la refundación de Honduras.
Entendimos que había que avanzar en un camino anticapitalista, antipatriarcal y anticolonial, que se uniera a los muchos caminos de los pueblos mesoamericanos y de toda Nuestra América.

La fuerza de la Resistencia, su diversidad, su impacto en la política nacional e internacional, nos desafió a pensar nuestros esfuerzos. Nos integramos en ese torrente de pueblo que invadió las calles, las rutas, las oficinas públicas, quitando poder al golpismo. Deslegitimando sus órdenes. Junto al resto del pueblo hondureño, les dijimos que no tenemos miedo. Y nos tuvieron miedo.

Aprendimos que en esa resistencia, con todo lo heroica que es, conviven muy diversos proyectos. Nos encontramos y nos desencontramos con ellos en distintas oportunidades.

Dialogamos, debatimos caminos, nos apasionamos en la búsqueda de una alternativa popular, que no significara volver a los senderos conocidos de las políticas electoreras.
Nos dolió cuando los Acuerdos de Cartagenas legitimaron la farsa electoral, y permitieron el reingreso de Honduras a los organismos internacionales. Criticamos esos acuerdos, y supimos que se había creado otra situación, otra relación de fuerzas, que desgastaba las políticas insurgentes y refundacionales, para llevar a Honduras a una rápida institucionalización, funcional a los intereses del capital transnacional.
No nos hicimos parte del proceso electoral, y optamos por seguir impulsando la Refundación de Honduras, desde el corazón de las resistencias históricas de nuestros pueblos.

En eso  hemos estado y continuamos. Movilizadas y movilizados para detener los megaproyectos hidroeléctricos, las concesiones mineras. Luchando contra la privatización del agua. Contra los megaproyectos turísticos que agreden a nuestras comunidades indígenas y negras. Enfrentando a la política de creación de Ciudades Modelo, y los proyectos de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación  Forestal, que no son otra cosas que el comercio destructor e irracional que privatiza nuestros bienes naturales. Defendemos los bosques, los ríos, las sierras. Somos guardianes y guardianas de la biodiversidad, de la soberanía, del territorio.

Al mismo tiempo, luchamos por modificar las relaciones de poder patriarcales, cuidando el  lugar de las mujeres, nuestros cuerpos, el derecho a decidir con libertad sobre nuestras vidas, nuestra sexualidad, nuestros sueños y deseos.

Rechazamos la violencia machista, la homofobia, todas las maneras que asume el patriarcado.
Rechazamos el racismo y la xenofobia.
Rechazamos el maltrato hacia niños y niñas, adolescentes y jóvenes.

Queremos crear relaciones y vínculos comunitarios basados en la solidaridad, la confianza, el amor, y la libertad.

No aceptamos que nos impongan bases militares en nuestros territorios, ni que se establezcan guardias armadas de los terratenientes, con sus sicarios, sus paramilitares, sus narcos, transformando a Honduras en una de las regiones más violentas del mundo.
Queremos que se respete nuestra cultura y nuestra espiritualidad. Nuestras maneras comunitarias de vida.

Defenderemos una ley de radiocomunicación que garantice espacios de libertad para los medios comunitarios. Para terminar con el monopolio golpista en los grandes medios hegemónicos.

Si bien no compartimos las decisiones de algunos sectores de la Resistencia en seguir únicamente  bajo un  proceso electoral, nos sentimos comprometidas y comprometidos en derrotar las muchas maniobras de los golpistas y oligarcas, que buscan cuidar sus negocios a cualquier costo, interrumpiendo los procesos políticos, amenazando a los y las militantes de izquierda, creando una sensación de permanente inseguridad para nuestro pueblo. A todos los compañeros y compañeras amenazadas y amenazados, agredidos, presos, les expresamos nuestra más completa solidaridad. Pueden contar con el COPINH!

En este camino, además de participar de diferentes acciones de la Resistencia, hemos creado espacios de formación, de construcción de la Utopía, participamos en diversidad de espacios de articulación donde COPINH da sus aportes. La educación, la comunicación, son centrales en la política de COPINH, porque somos parte de la batalla de ideas, y en ella están nuestros mayores esfuerzos.

Tenemos nuevos sueños para compartir. Nuevas propuestas para realizar.
No nos vamos a detener. No nos van a detener.

Llevamos en nuestra sangre el espíritu de Lempira, de Iselaca, de Etempica.
Somos guerreras y guerreros de la unidad del pueblo, contra el imperialismo y el colonialismo.

Somos guerreras y guerreros de la creación del pueblo, de la unidad del continente, de la defensa del socialismo cubano y de la revolución bolivariana.
La memoria de quienes sembraron nuestras tierras con su sangre, está viva en nosotras y nosotros.

El pueblo lenca está de pie.
Memoria. Dignidad. Resistencia.
Hacia la Refundación de Honduras.

A 20 años de nuestro primer nacimiento, COPINH sigue naciendo cada día.


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