sábado, 23 de noviembre de 2013

Candidato oficialista en Honduras promete militares en las calles y privatizaciones

Foto G. Trucchi | Opera Mundi
Juan Orlando Hernández negó que lo que derrocó a Manuel Zelaya en 2009 fue un golpe: "hubo una sucesión constitucional"

Por Giorgio Trucchi | Opera Mundi

Juan Orlando Hernández, de 45 años, -el más joven de los ocho candidatos que el domingo (24/11) se enfrentarán en las elecciones generales de Honduras-, parece tener las ideas muy claras. Su costosísima campaña electoral ha girado alrededor de tres ejes principales: recuperar la paz en el país, profundizar el proceso de privatización de bienes y recursos nacionales y generar empleo.

Abogado con una maestría en Administración Legislativa de la Universidad de Nueva York en Albany, Hernández se graduó en el Liceo Militar del Norte con el grado de subteniente de reserva en el arma de infantería. “Esta experiencia despertó en mí valores espirituales, me dio mucha disciplina y mucho estudio, y hoy todavía sigo cuidando esta disciplina y hago bastante ejercicios”, reveló Hernández durante un encuentro con la prensa internacional acreditada en Honduras.

Durante sus estudios universitarios, él comenzó a interesarse en la política y, en 1997, se postuló a un cargo de diputado, saliendo electo por el Partido Nacional. Fue secretario general de su partido entre 2005 y 2009, año en que Honduras fue sacudida por el golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya.

En aquella ocasión, Hernández no tuvo ninguna duda sobre cual lado apoyar: "Aquí no ha habido un golpe de Estado. Que lo sepa el mundo... aquí lo que ha existido es el funcionamiento del estado de derecho, una sucesión constitucional", dijo durante un encendido discurso el 28 de junio de 2009. Después de las cuestionadas elecciones en las que salió electo su correligionario Porfirio Lobo, Hernández asumió la presidencia del Congreso Nacional, cargo que abandonó en junio de este año para poder presentar su candidatura a la presidencia de la República.

Para recuperar la paz y la tranquilidad en Honduras, el ahora candidato oficialista propone algo muy sencillo: más presencia de militares en las calles, militarización de la seguridad pública y creación de nuevos cuerpos élites por el combate a la criminalidad. Durante las últimas semanas de campaña electoral, Hernández hasta presentó ante el Congreso un proyecto de decreto, con el que pretende elevar a rango constitucional la flamante PMOP (Policía Militar de Orden Público).

En cuanto a la creación de empleo, el candidato de los azules asegura que creará 800 mil nuevos puestos de trabajo en 4 años, principalmente “inundando Honduras de maquilas”, convirtiendo en permanente el Programa Temporal de Empleos por Hora -fuertemente criticado por las organizaciones sindicales por “atentar contra las garantías laborales y sindicales”-,  y duplicando la ya gigantesca extensión del monocultivo de palma africana y caña de azúcar.

Pese a que Hernández haya repetidamente asegurado que esta última medida goza del apoyo y el acuerdo directo con pequeños y medianos productores rurales, varios sectores de la población campesina, indígena y negra del noreste del país han cuestionado esta decisión por incentivar el acaparamiento y la concentración de la tierra, atentar contra los recursos naturales y el medio ambiente, y pretender expandirse hacia la Mosquitia, considerada el “pulmón verde” de Honduras.

El tercer eje de campaña del candidato nacionalista tiene que ver con la profundización del proceso privatizador del sector público, ya iniciado de forma muy acelerada durante el gobierno de Porfirio Lobo, y apoyado por él desde el Congreso.

En efecto, durante su gestión como presidente del poder legislativo, Hernández ha impulsado leyes y reformas que han sido muy criticadas por amplios sectores de la sociedad, como por ejemplo la Ley Fundamental de Educación, la Ley de Promoción del Desarrollo y Reconversión de la Deuda Pública, más conocida como "Ley Hipoteca” y el ya citado Programa Temporal de Empleos por Hora.

Asimismo, el candidato nacionalista promovió la COALIANZA (Comisión para la Promoción de Alianzas Público Privadas), cuyos resultados fueron cuestionados por economistas e institutos especializados en materia, como el FOSDEH (Foro Social de la Deuda Externa), la nueva Ley General de Minería, la Ley Antiterrorismo y la Ley de Escuchas.

Mucha relevancia internacional tuvo el debate alrededor de las ZEDE (Zonas de Empleo y Desarrollo Económico), más conocidas como “ciudades modelo”. De hecho, el primer intento de aprobarlas con el nombre de RED (Regiones Especiales de Desarrollo) no llegó a buen fin, ya que cuatro de los cinco magistrados de la Sala de lo Constitucional resolvieron a favor de un recurso de inconstitucionalidad, presentado por varias organizaciones sociales y populares.

Ante esta decisión, Hernández, junto con la bancada de su partido que goza de mayoría absoluta en el Congreso, promovió la destitución de los cuatro magistrados, un hecho que provocó una nueva crisis política en el país, y que le costó al entonces presidente del Congreso una demanda por “traición a la patria”. Pocos meses después, el Congreso aportó algunas modificaciones a la ley que crea las “ciudades modelo”, aprobándola sin mayores problemas.

Los grupos de poder tradicionales y los principales medios corporativos de comunicación se han mantenido con una posición bastante crítica ante el gobierno de Porfirio Lobo y la candidatura de Hernández. “Su candidato era Mauricio Villeda del Partido Liberal, el cual ha tenido un desempeño muy decepcionante y no tiene ninguna posibilidad de ganar estas elecciones. Ahora están tratando de entender qué es lo que más les conviene”, dijo el sociólogo Eugenio Sosa.

Varios analistas dicen que Hernández ha logrado concentrar en sus manos el control de los principales poderes e instituciones del Estado, lo cual, sumado a las más que buenas relaciones que mantiene con los aparatos represivos del Estado, le da un poder inusitado.

Según Ana Ortega, académica y especialista en Ciencias Política, si para los sectores conservadores de la sociedad hondureña y los grupos emergentes de poder, Hernández es el remedio correcto para salvar a Honduras de un abismo, que el mismo bipartidismo ha creado, hay otros sectores que lo ven como un peligro.

“Si analizamos su trayectoria durante estos años que estuvo al mando del Congreso y los cinco meses de campaña electoral, no cabe dudas de que una victoria de Juan Orlando Hernández significaría la profundización de la militarización de la sociedad y del proceso de despojo y entrega de territorios, lo cual incrementaría la conflictualidad social  y la criminalización de la protesta. Todo esto es muy peligroso”, concluyó Ortega.

Fuente original: Opera Mundi (portugués)


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