viernes, 7 de marzo de 2014

8 de marzo: La voz de las mujeres sacude al mundo

Por Patricia Alonso | Rel-UITA

El lema del Día Internacional de la Mujer 2014 de las Naciones Unidas es: “Igualdad para las mujeres: progreso para todas y todos”. Nuestro lema es “La voz de las mujeres sacude al mundo”. Ambos suponen y claman por la igualitaria participación de las mujeres como una manera de conseguir el progreso para todos: mujeres y varones de todas las edades y condiciones.

Somos conscientes que los últimos años han traído cambios para América Latina como el reconocimiento del trabajo doméstico no remunerado, las encuestas de uso del tiempo en diferentes países e instituciones, las políticas vinculadas a la economía del cuidado, los presupuestos protegidos para los programas de género, el posicionamiento de la paridad política y su incorporación en las reformas legales. Sin embargo, aún quedan luchas por ganar:

-La necesidad de visibilizar la brecha digital de género en la región, tanto en el acceso como en el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones por parte de las mujeres, en su participación en la formación tecnológica para mejorar sus competencias técnicas y educativas, su empleabilidad y el afianzamiento de sus derechos para poder afrontar los desafíos de la sociedad de la información y de la economía digital en condiciones de igualdad.

Luchamos también desde los sindicatos, las federaciones y las confederaciones para incorporar a las mujeres a estas tecnologías a los efectos de incluir medidas positivas, no solamente para equiparar oportunidades con los hombres, sino también para concientizar y  garantizar a las mujeres en desventaja por ubicación territorial, etnia, o identidad cultural –como son las mujeres rurales, indígenas, afrodescendientes, con discapacidad– para garantizar el acceso de todas las mujeres en condiciones de pobreza a esta sociedad del Siglo XXI.

-Históricamente nos preocupamos por mejorar e incrementar la participación femenina en el mercado laboral, considerada como una de las transformaciones sociales y económicas más importantes y sostenidas de las últimas décadas. Y esa reivindicación no ha sucumbido ante las crisis.

Sin embargo, ha coexistido con patrones de precariedad del empleo femenino, estándares laborales bajos, segregación laboral horizontal y vertical, altas tasas de desempleo, brecha salarial de género, derechos socio-laborales y sindicales limitados, como resultado de la ausencia de políticas que favorezcan el acceso de las mujeres al empleo decente y la conciliación del trabajo productivo y de cuidado.

En la mayoría de los países las mujeres son una proporción significativa dentro de los grupos con menores ingresos. Una de cada tres mujeres latinoamericanas no tiene ingresos propios y su participación en la economía digital está afectada por los mismos sesgos discriminatorios que caracterizan a la sociedad en su conjunto.

En ese sentido, ha habido avances de las mujeres en la educación que son importantes, logrando la paridad en los niveles Inicial y Básico y superando al hombre en la Educación Media o Secundaria y en la Educación Superior.

Sin embargo, la profesionalización creciente de las mujeres no logra impactar de manera significativa su posicionamiento en la ciencia y las tecnologías, como tampoco ha impactado en la misma dimensión en las persistentes brechas de género en el mercado laboral. Tampoco ha logrado cambiar la tendencia de la violencia contra las mujeres y los femicidios.

-América Latina toda es consciente de la necesidad de incorporar este enfoque o perspectiva de género en todos los aspectos de vida: la decisión de estudiar, la posibilidad de trabajar, el deseo de migrar, el derecho de vivir sin violencia.

El género influye sobre los motivos, las decisiones, las experiencias de integración e inserción laboral, las relaciones. En muchas áreas se ha comprobado que trabajar desde una perspectiva de género aumenta la eficacia de las políticas y programas. Desde esta perspectiva, se deben crear programas que tomen en cuenta las necesidades específicas de las mujeres y hombres que procuren alterar las relaciones de poder que impiden el pleno goce de los derechos humanos.

A manera de conclusión y parafraseando a Simone Weil, lo importante es que el secreto de la condición humana es que no hay equilibrio entre la persona y las fuerzas de la naturaleza que le rodean, las cuales le superan infinitamente en la inacción. Tan solo hay equilibrio en una acción en la cual la persona recrea su propia vida: el trabajo.

En este día, lo que exigimos y reivindicamos son más y mejores puestos de trabajo; la oportunidad de ser escuchadas y que nuestros derechos sean protegidos durante el embarazo y a partir del momento en que seamos madres; la afirmación de los principios de igualdad de remuneración por trabajo de igual valor y de los  principios de no discriminación por razones de sexo, raza y otras; la atención y el cuidado de nuestra salud incluyendo la prevención del cáncer ginecológico y del Sida y a la preservación de la salud en caso de aborto.

El movimiento sindical lleva impreso el concepto de la justicia social, que nada tiene que ver con la caridad ni con los eternos planes sociales, sino con darle a la mujer un lugar nuevo en la política.

Nosotras, mujeres sindicalistas, legítimas herederas de una lucha denodada, somos las que debemos seguir trabajando por estos derechos de la mujer trabajadora. Por constituir a cada mujer en una auténtica ciudadana.

Todas las mujeres tenemos aún un vacío legal en muchos de nuestros derechos y es políticamente un momento propicio donde debemos unirnos para dejar de ser receptoras de ayuda estatal y conseguir ser “empleables y empleadas”, también es una oportunidad para canalizar la efervescencia política en la cual nos encontramos inmersas.

Igualdad para las mujeres: progreso para todas y todos.

¡Compañeras, que nuestra voz  transforme al mundo!

Fuente: Rel-UITA


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