viernes, 7 de noviembre de 2014

Nicaragua: 38 años después, Comandante Carlos Fonseca, siempre presente

Por La Voz del Sandinismo

Monarcas, artistas y toda suerte de hombres intentan trascender más allá de la muerte. No todos lo logran. Otros, como el líder guerrillero Carlos Fonseca Amador, sin proponérselo lo consiguen.

Apenas 40 años de existencia le bastaron para colocarse en el corazón de su pueblo y entregar su vida para que otros jóvenes no vieran en peligro las suyas en tiempos del gobernante Anastasio Somoza Debayle, que como todo dictador enfiló su furia hacia ese grupo etario.

Pero, ¿quién fue Carlos Fonseca Amador antes de convertirse en Héroe?

Hijo de la campesina y cocinera Agustina y del contador Fausto, Carlos vino al mundo el 23 de junio de 1936 en el barrio El Laborío de la ciudad de Matagalpa.

Sumamente estudioso y responsable, en opinión de quienes lo conocieron, cursó la enseñanza primaria en la Escuela Superior de Varones de Matagalpa. Con nueve años vendió caramelos de nancite elaborados por su madre, y más adelante periódicos. Con los ingresos contribuía a la economía familiar.

Fue el mejor alumno del Instituto Nacional del Norte durante los seis años de estudios secundarios, que comenzó en 1950. Los periodos vacacionales los aprovechaba para contratarse como vendedor.

Junto al que fue su inseparable amigo, Tomás Borge, descubrió lecturas de Tomás Moro, John Steinbeck, Howard Fast.

De los libros pasó al trabajo contestatario a la dictadura somocista al participar en la huelga que exigió retirar del recinto de la Universidad de León un medallón que representaba a Anastasio Somoza García, ajusticiado en 1956 por Rigoberto López Pérez.

El descubrimiento de Carlos Marx y Federico Engels, en la polvorosa librería del poeta Samuel Meza, le acercó a Ramón Gutiérrez Castro, con quien estudió francés para acceder a textos que solo encontraban en ese idioma.

Cuentan que leía tanto que era conocido en el Instituto por ser el único en leerse íntegramente la colección Historia de Estados Unidos de la biblioteca.

Sus tempranas ideas revolucionarias le llevaron a la UNAP (Unión Nacional de Acción Popular) en Managua en un intento por agrupar a jóvenes independientes, pero la organización fue dominada por elementos de derecha por lo que los de izquierda fundaron el Partido Renovación Nacional.

“Yo tenía entusiasmo político y quería el mejoramiento de Nicaragua y me hice miembro de la UNAP y hasta llegué a relacionarme personalmente con el secretario… Pero el entusiasmo que yo tenía se esfumó cuando miré que sus dirigentes eran unos chicos almidonaditos en los cuales no se miraba que hubieran sufrido jamás la miseria del pueblo… Sufrí una gran desilusión”, dijo Fonseca Amador el 27 de septiembre de 1956 a raíz del ajusticiamiento de Anastasio Somoza García.

Los tiempos de la universidad

La entrada en la universidad y la muerte de Somoza García precipitaron el accionar revolucionario de Fonseca Amador.

Con 18 años, junto a otros compañeros fundó la revista Segovia, de la que dirigió cuatro de sus seis números editados.

Por aquella época, mediados de la década del 50, conoció a Marco Altamirano, quien le acompañó a los círculos de estudio dirigidos por Gutiérrez Castro y en los que se adentró en los fundamentos teóricos de izquierda.

La ejecución del dictador le llevó a la cárcel junto a otros estudiantes y profesores universitarios que nada tuvieron que ver con la acción. Estuvo 50 días encarcelado. Por entonces estudiaba economía en la Universidad Nacional Autónoma de Managua (después se trasladó a León para tomar clases de derecho).

Otra vez volvió a prisión el 16 de diciembre de 1957 tras ser detenido en el aeropuerto de Managua, a donde regresó de un viaje a la Unión Soviética –iniciado el 3 de julio de ese año- para asistir en Moscú al VI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. También participó después en el Congreso de Kiev y visitó la República Democrática Alemana para participar en el Congreso de Estudiantes por la Paz y la Amistad en Leipzig. De su experiencia escribió el libro Un nicaragüense en Moscú.

La organización de la guerrilla

A la idea de levantarse en armas llegó por muchos caminos y luego de estudiar la experiencia en la lucha del pueblo nicaragüense, especialmente la de Augusto C. Sandino, en quien se inspiró.

Lo convencen de tal paso participar en diversas organizaciones, los resultados de su activismo social, las deportaciones y hasta la herida recibida en un pulmón durante la masacre de El Chaparral (Honduras), en 1959, durante su participación en la columna guerrillera Rigoberto López Pérez al mando del Comandante Rafael Somarraba.

En 1961 fundó el Movimiento Nueva Nicaragua (MNN), que tuvo tres células: en Managua, León y Estelí.

Durante una reunión del MNN celebrada en Honduras en julio de ese año, en la que participaron Tomás Borge, Silvio Mayorga, Faustino Ruiz y Santos López, Fonseca Amador propuso bautizar como Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) la organización armada revolucionaria que desde meses atrás preparaban.

El 17 de enero de 1968 se le reconoció a nivel nacional como el único y principal Jefe Político y Militar del FSLN, cuya reorganización enfrentó después de los entrenamientos del cerro Pancasán.

Tras una estancia de cinco años en Cuba, que le sirvió para reorganizar el Frente, en agosto de 1975 regresó a Nicaragua.

Sus heridas en un combate el 7 de noviembre de 1976 en la región de Zínica, cuando marchaba a una reunión de la organización, y su paso a la inmortalidad al día siguiente, le privaron de ver la Nicaragua que soñó, pero que se hace hoy realidad día a día.

Póstumamente le otorgaron los títulos de Héroe Nacional de Nicaragua y Comandante en Jefe de la Revolución Popular Sandinista.


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